Judo

Abel Vázquez, en la élite de nuestro judo

Este atleta paralímpico ha demostrado que es capaz de todo, dentro y fuera del tatami.

Con una reducción de la agudeza visual del 80%, Abel Vázquez es uno de los máximos exponentes del judo para ciegos en España. De carácter inquieto y lleno de ambiciones, sus padres le apuntaron a judo cuando tenía 6 años, “para ver si así paraba un poco ese ritmo tan frenético que llevaba”. Nada más lejos de la realidad. Abel no ha parado de hacer cosas desde entonces y, para sorpresa y orgullo de los suyos, el judo ha pasado de ser una terapia a una vocación, hasta el punto de que con este deporte ha llegado a clasificarse en los Juegos Paralímpicos de Río 2016.

Abel Vázquez en los Juegos de Londres, donde quedó en 5º puesto.En los Juegos de Río 2016, Abel prentende superarse y alcanzar nuevas metas.

El judo es uno de los deportes paralímpicos con menos modificaciones respecto a la versión olímpica. La única diferencia es que en el paralímpico los combates deben comenzar con los dos judokas agarrados y no deben soltarse hasta el final. Tanto en el deporte como en la vida, Abel no ha dejado que su discapacidad le frene a la hora de marcarse objetivos. De hecho, él mismo cree que la única desventaja que tiene frente al resto es que no puede conducir y eso le impide moverse con la libertad con la que a él le gustaría. Pero, a pesar de su buena actitud ante la vida, sabe muy bien lo que es estar a punto de tirar la toalla: “Con 17 años me detectaron un quiste óseo en la rodilla, me lo estuvieron estudiando y por suerte no era cancerígeno. Sin embargo, corría peligro de rotura de la tibia y me dieron a elegir entre dejar el deporte u operarme. Elegí lo segundo, a pesar de que implicaba un riesgo, pero no quería perder todo lo que me da el deporte”.

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